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Si estoy sano/a, ¿por qué debería acudir al Nutricionista?

¿Sabías que más del 99% de nuestros genes no son humanos sino microbianos? ¿Y que el 98% de la hormona de la felicidad, la serotonina, es producida en nuestro tracto digestivo? ¿Sabías que las horas que dormimos tienen un impacto directo en nuestra capacidad de digerir los carbohidratos que comemos? Bienvenida/o al apasionante mundo de la Nutrición. 

Está claro que somos más de lo que, a simple vista, aparentamos cuando el 99% de nuestro genoma no es humano. Como los girasoles, nuestro cuerpo sigue el movimiento del sol y la luna como programadores de su ritmo, aunque sin giro.

Mejor prevenir que curar

La Nutrición está implicada en infinidad de procesos biológicos. No sólo forma parte del tratamiento de numerosas enfermedades, sino que puede ayudar a prevenirlas. ¿Por qué esperar, entonces, al diagnóstico de una enfermedad? Si cuidas lo que comes, tendrás más posibilidades de que no llegue o, al menos, de que se retrase en el tiempo. Es posible que ya te cuides pero, si sueles comprar productos con largas etiquetas, y más del 70% de los disponibles en los supermercados las tienen, conviene que sigas leyendo.

El cuerpo humano alberga uno de los ecosistemas más densamente poblados de la Tierra

Nuestro tracto gastrointestinal es uno de los ecosistemas más densamente poblados de la tierra. Pero, ¿quiénes habitan en él? Como decía, nuestro organismo proporciona hábitat a más de un trillón de microorganismos de una gran diversidad, hasta mil especies. En la báscula, esto se traduce en 200 gramos de peso no humano por cada 70 Kg de peso corporal. Si estos microorganismos que conforman nuestra microbiota suponen de 50 a 200 veces más genes que el conjunto de células de nuestro organismo, es lógico pensar en la importante implicación que tienen en nuestra salud. 

Intestino y cerebro se relacionan bidireccionalmente

En efecto, a cambio del hogar que les proporcionamos, estas bacterias nos defienden de sustancias tóxicas y de otras bacterias dañinas para nuestra salud. También nos protegen de enfermedades metabólicas y mantienen fuerte nuestro intestino, al mismo tiempo que nos nutren con la producción de ácidos grasos y vitaminas, como biotina y vitamina K, sin olvidar su función emocional como psicobióticos. Esta relación directa entre cerebro e intestino hace que cualquier alteración a nivel de este ecosistema se traduzca en cambios a nivel del sistema nervioso central, como ansiedad y depresión, entre otros. De igual modo, alteraciones a nivel de nuestro cerebro tendrán un efecto directo en la permeabilidad de nuestro intestino, pudiendo ocasionar gases, hinchazón y dolor abdominal. 

Nuestro intestino es como una cañería; cuando se avería, gotea

¿Qué ocurre cuando una cañería, en este caso el intestino, tiene pérdidas? Que comienza la inflamación y la malabsorción de nutrientes, presentes en numerosas enfermedades, como la diabetes tipo 2, obesidad, síndrome metabólico, colitis ulcerosa, enfermedad de Crohn, celiaquía, alergias, trastornos mentales tipo autismo, síndrome de intestino irritable; incluso se ha relacionado con alteraciones en la piel, como acné y piel atópica, entre otros.

¿Cómo podemos cuidar a las bacterias que habitan en nosotros para prevenir este goteo? Se sabe que la composición microbiana es única en cada individuo, ya que está influenciada por factores muy dispares. La edad gestacional y el tipo de parto, la lactancia materna, la edad, la genética, la capacidad de gestión emocional, posibles alteraciones anatómicas en el tubo digestivo, la alimentación, el consumo de medicamentos, hábitos tóxicos como el alcohol y el tabaco, estrés, el sueño, el lugar de vivienda y el nivel socio-económico son sólo algunos de ellos. 

Adelántate y actúa para mejorar aquello que sólo tú puedes cambiar

Muchos de estos factores no son modificables, pero sí podemos actuar sobre aquellos que lo son con el fin de mejorar nuestros hábitos de vida. La alimentación y la actividad física, el consumo responsable de antibióticos y el equilibrio de nuestras emociones impactan directamente en este ecosistema. Si tomamos conciencia de todos ellos, facilitaremos su bienestar y, con éste, también el nuestro.

¿Por qué tratar si puedes prevenir mediante una adecuada educación nutricional de la mano de un/a profesional? Si, además, practicas actividad física con frecuencia o, incluso, compites, ya sea como amateur o como élite, una buena planificación nutricional es tan necesaria como un correcto entrenamiento de cara a conseguir un buen rendimiento físico. Más aún si restringes algún grupo de alimentos, bien porque sigues una dieta vegetariana, incluso vegana, bien porque no toleras algunos alimentos. En estos casos, las sustituciones de los alimentos que dejamos de consumir cuentan, y mucho, para evitar deficiencias de vitaminas, minerales, proteínas, así como para no caer en la monotonía.

No olvidemos que comer es, ante todo, un placer; también cuando nos cuidamos.