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Hormonas y nutrientes: una relación con sus más y sus menos

¿Cómo se relacionan hormonas y nutrientes? Se comunican, y mucho, para alcanzar nuestro equilibrio. Pero en ciertos escenarios se cansan y tiran la toalla, como la glucosa y la insulina. ¿Quieres saber qué puedes hacer tú para prevenir que esto ocurra? ¡Acompáñame!

Adéntrate conmigo en el apasionante mundo del metabolismo celular. Nuestro organismo es una compleja maquinaria en la que todo está calculado al milímetro para su correcto funcionamiento. Cualquier desequilibrio pone en marcha vías alternativas, pero te confieso que son menos perfectas que las originales.

Qué es la resistencia a la insulina

En condiciones normales, la glucosa que ingerimos se absorbe y, una vez en sangre, estimula la secreción de insulina por el páncreas para su captación por la célula. Esta la usará o depositará según nuestras necesidades.

Cuando hay resistencia a la insulina, ante la llegada de glucosa a sangre, el páncreas fabrica insulina, pero la célula ya no la percibe y no permite la entrada de glucosa a su interior. Como la glucosa no puede entrar en la célula, se acumula en sangre y el páncreas produce todavía mas insulina en un intento de reducir la hiperglucemia (niveles elevados de glucosa en sangre). 

Con el tiempo, a la sordera de la célula a la insulina le sigue la extenuación del páncreas. Al final, este ya no es capaz de producir la insulina necesaria para regular los altos niveles de glucosa en sangre y hay que administrarla por vía subcutánea.

En qué situaciones se produce

La resistencia a la insulina es común en pacientes con obesidad, diabetes tipo 2, síndrome metabólico, endometriosis y/o síndrome de ovario poliquístico. Todas estos escenarios comparten, además, un perfil inflamatorio, como el que caracteriza a otras enfermedades endocrinas autoinmunes; es el caso de la tiroiditis de Hashimoto y la enfermedad de Graves.

Si bien existe tratamiento farmacológico para todas ellas y la cirugía es también una opción en algunas, el tratamiento médico no siempre es efectivo y las mujeres que las padecen tratan de buscar otros modos de mejorar su calidad de vida.

A la meditación, ejercicio físico y un adecuado descanso se suma la práctica de cambios en la alimentación con el fin de mejorar el control de estas enfermedades. Ahora bien, la restricción de ciertos grupos de alimentos sin un asesoramiento nutricional adecuado puede acarrear deficiencias nutricionales importantes.

El ejercicio tiene múltiples beneficios para la salud. Escoge el que más te guste y ¡adelante!.

Cómo mejorar la resistencia a la insulina

Mediante la elección de alimentos que eleven poco o nada la glucosa en sangre tras su ingesta para, por un lado, no atosigar al páncreas y, por el otro, ayudar a las células con sordera a captarla mejor. 

Una alimentación que prime vegetales, como frutas, verduras, legumbres, frutos secos, semillas y grasas insaturadas, como aguacate y aceite de oliva virgen extra, ayudará en su manejo.

Otra excelente fuente de antioxidantes son los pescados grasos, como salmón, sardinas, arenques. Su alto contenido en omega-3 también contribuirá a reducir la inflamación presente. 

Sin olvidar a vitaminas, minerales y probióticos, por su efecto inmunomodulador. Los encontramos ampliamente distribuidos en grupos de alimentos ya nombrados, pero también en huevos y lácteos (como el yogur natural).

Curry vegetariano con huevo escalfado y boniato asado, perfecto para entrar en calor en esta época del año :)

qué debes evitar

Alimentos procesados, ricos en grasas saturadas, harinas blancas y azúcares refinados, pues todos ellos contribuyen a aumentar la inflamación, tensión arterial, resistencia a la insulina y el colesterol.

Una imagen vale más que mil palabras. Esta muestra muy bien la saturación del páncreas tras una hiperglucemia mantenida en el tiempo, algo frecuente si se consumen habitualmente los productos anteriores…

En su lugar…

Te animo a llenar tu carro de la compra con alimentos reales. Si no tienen etiqueta o esta no supera los 3 ingredientes, mejor. Verás que la fruta, verdura, legumbre, frutos secos, semillas, carne, pescado, huevos, yogures lo cumplen siempre, aun estando en conserva con agua o aceite y sal.

¡Muévete! El ejercicio físico y la pérdida de peso (sólo cuando es necesaria) aumentan la sensibilidad a la insulina mejorando el control de estas patologías.

Escoge alimentos frescos, de proximidad y de temporada. Así te beneficiarás al máximo de sus nutrientes :)