Dos semanas y 4 maratones
Hace un año participé como voluntaria en el Trail Valle de Tena en Panticosa. Para entonces ya había decidido que recorrería la 4K del 2022. El problema era que, si bien caminar por la montaña ha sido una de mis pasiones desde la infancia, correr nunca lo fue. Ahora, a menos de dos semanas para la prueba, estoy corriendo una media de 100 Km semanales y las maratones se han convertido en parte de mi entrenamiento habitual.
Mi mayor esfuerzo hasta AHORA, un entrenamiento de 6H30’ sin descanso.
El resultado, un recorrido de 62 Km con Cédric en bicicleta escoba para proporcionarme agua una vez acabados los 3 L con los que yo misma cargaba como parte de mi formación para el trail. Aquella sesión me enseñó mucho, sobre todo, tras la caída sufrida en el Km 30 y que me obligó a correr durante 3h30’ con un cuerpo magullado y cortes en labio, hombro, rodilla y cara.
7 días después participé en la maratón de Monschau, Alemania.
Cuando sonó el pistoletazo de salida en Konzen el pasado domingo 14 de agosto, todavía se podían ver las heridas de la pasada maratón y casi media. Aun así, lejos de hacer tapering continué entrenando los días previos. Cuando persigues un objetivo como Valle de Tena no hay obstáculo capaz de frenar una decidida carrera a meta.
El esfuerzo mereció la pena, si conoces Monschau imaginarás por qué…
El paraje es sencillamente espectacular y hay senderos para hartarse de caminar, correr o pedalear. En un entorno así, donde más de la mitad del recorrido de la maratón transcurre por bosque y la otra mitad por pueblecitos que parecen sacados de un cuento de hadas, es fácil encontrar la motivación necesaria para seguir corriendo.
Mi ritmo fue tranquilo, pues para mí era una sesión de entrenamiento y no una competición.
No era el momento de forzar si quería llegar al 100% a mi objetivo, el trail Valle de Tena. Comencé despacio y mi cuerpo respondió tan bien que pude incrementar el ritmo en la segunda mitad sin que mi corazón tuviera que trabajar más por ello.
Así fue como acabé la maratón en un tiempo neto de 3 horas y 58 minutos.
Una alegría inmensa que roza el alivio con notas de satisfacción y orgullo.
Es difícil describir con palabras la emoción percibida al cruzar la meta. Mi única referencia era mi primera maratón en Sevilla, muy distinta a Monschau en terreno y desnivel. Sevilla acoge una de las maratones más llanas y rápidas, mientras que Monschau es temida por sus cuestas con 760 metros de subida en total.
Mi cara al subir al podio fue todo un poema.
No me lo esperaba. Como tampoco se lo esperaba mi entrenador, puesto que sólo hace un año que empecé a correr por una razón distinta a la de perder el autobús o llegar tarde al trabajo.
¿Cómo pude acabar 1ª en mi categoría y 8ª en la clasificación femenina sin dar el máximo de mí misma?
Me gusta pensar que todo esfuerzo tiene su recompensa, aunque a veces cueste creerlo.
Anécdotas de la vida, esas gratas sorpresas que con trabajo duro tocan en algún momento a tu puerta.
Quizá Monschau sea un cuento de hadas al fin y al cabo, al menos, mi final allí se le asemeja bastante. De lo que no me cabe la menor duda es de que en el Valle de Tena la magia está asegurada.
como Monschau fue entrenamiento y no competición, nada de recuperación.
En lo que va de semana he corrido otras dos maratones. La buena noticia es que me voy librando de lesiones importantes y estoy convencida de que el entrenamiento pasivo, alimentación y descanso, que cuido al máximo, tiene mucho que ver en ello.
Y tú, ¿sueñas con dar pasos de gigante hacia tus metas?