Este fin de semana, Cédric corrió su segunda maratón. Lo hizo sin público, liebres ni puestos de avituallamiento y, aún así, mejoró su marca personal y, lo que es más importante, su rendimiento físico. “Los últimos 17 kilómetros fueron agónicos en la primera maratón”, me dijo, “mientras que esta vez sólo he sufrido los últimos 5.”
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