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¿COVID-19? Tu alimentación es clave para recuperarte

Hoy es el Día Mundial Contra la Neumonía, primer motivo de ingreso en UCI en estos momentos. La insuficiencia respiratoria grave a causa de la COVID-19 mantiene a quienes la padecen conectados a un ventilador durante un largo periodo de tiempo. ¿Cómo contrarrestar las consecuencias de esta inmovilización terapéutica? ¿Cuáles son los problemas post-COVID más frecuentes y cómo mejorarlos a través de la alimentación? 

Fotografía de CDC

Como bien sabes, la mayoría de las personas que se contagian por el nuevo coronavirus manifiestan fiebre, tos seca, cansancio y, con menos frecuencia, diarrea, fatiga y pérdida del gusto y del olfato.

te presento Los 3 problemas post-COVID más frecuentes

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¿Cuál es su causa? 

Cuando estamos inmovilizados, ya sea encamados o sentados, como ocurre ante una enfermedad, perdemos de un 3 a un 5% de nuestra masa muscular en 5 días. Esta pérdida de músculo no sólo limita la funcionalidad de los distintos componentes de nuestro organismo, sino que además debilita a nuestro sistema inmune.

¿Cómo puede ayudar la alimentación en su recuperación?

Aumentar la ingesta proteica es una prioridad por dos razones:

  1. La mayoría de los adultos no cubre sus necesidades proteicas mínimas, lo que conlleva más pérdida de músculo esquelético o sarcopenia a partir de los 50 años, es decir, más fragilidad.

  2. La segunda razón por la que debes comer más proteína es porque ante una enfermedad aguda o crónica, como la COVID, nuestras necesidades de proteínas están aumentadas.

Además de la cantidad, importa la calidad. Interesa que la proteína sea de alto valor biológico y que haya un equilibrio entre proteína vegetal y animal para favorecer la sostenibilidad del medio ambiente.

Y, no menos importante, es el momento del día en que se consume. La nueva evidencia científica sugiere que debemos distribuirla equitativamente a lo largo del día para favorecer la síntesis proteica y, con ello, recuperar y/o mantener la masa muscular.

El tratamiento nutricional es, por tanto, tan necesario como el abordaje fisioterapéutico y farmacológico de la enfermedad. Y es que, por mucho que se ejercite la musculatura perdida, si hay déficit calórico, la energía ingerida se destinará a funciones básicas y no a la generación de músculo.

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¿Cuál es su causa?

La alteración de la microbiota intestinal o disbiosis bacteriana. Las bacterias fermentadoras que residen en nuestro colon y nos protegen, Lactobacillus y Bifidobacterium, disminuyen, al contrario de lo que sucede con bacterias poco saludables para nuestro organismo que, lejos de protegernos frente a patógenos externos, facilitan su entrada y favorecen la inflamación. Es por ello por lo que se piensa que el intestino podría actuar como otra puerta de entrada del virus, además de la ya establecida, el pulmón. Según esto, una microbiota intestinal óptima podría ayudar a prevenir esta infección y complicaciones asociadas a la misma.

¿Cómo puede ayudar la alimentación en su recuperación?

Una alimentación astringente, baja en lactosa, grasas, fibra insoluble, así como la limitación de otros alimentos irritantes, puede mejorar el manejo de las diarreas, junto a una hidratación e ingesta adecuadas.

En caso de náuseas y vómitos, conviene recurrir a cocciones suaves, evitando los olores fuertes; o sea, evita la cocina mientras se prepara la comida. La ingesta de líquidos, mejor fuera de las comidas y a pequeños sorbos.

Para una microbiota sana no hay magia que valga; tan sólo debes evitar procesados ricos en grasas y azúcares refinados. Basa tu alimentación en frutas y hortalizas, como verduras y legumbres. Cuantos más tipos incluyas a lo largo de la semana, mejor.

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¿Cuál es su causa?

A día de hoy, no está claro el mecanismo por el que se produce esta alteración, transitoria en la mayoría de los casos.

¿Cómo puede ayudar la alimentación en su recuperación?

Dado que el gusto estimula el deseo de comer y el olfato contribuye a la percepción del gusto, la ausencia de estos sentidos aumenta el riesgo de desnutrición. Por ello, hay que forzarse a comer. Las texturas blandas de fácil masticación te ayudarán en esta tarea y, ojo con la sal pues, al no apreciar su sabor, tenderás a condimentar por encima de lo recomendable.