Queridos Reyes Magos, mi deseo para este año es ver mi libro publicado
Esta noche no entiende de edades, sólo de ilusión. En mi caso, diría que se acuesta la mujer adulta que soy, mientras que amanece la niña que habita en mi interior. Es ella la que abre los regalos con sonrisa traviesa y ojos vidriosos por la emoción. La misma niña que insiste en su empeño de ver cumplido su deseo: publicar su primer libro.
Hoy, como cada año cuando se acerca la noche del 5 de enero, me preparo para la llegada de los Reyes Magos. Repaso la carta cual CV a punto de ser presentado a una oferta de trabajo y la coloco bajo el árbol junto a mi zapato. Para ello, no escojo un zapato cualquiera, sino el que más ha soportado mi peso durante el año. Lo limpio a conciencia y, a la mañana siguiente, siempre me depara alguna sorpresa.
Esta noche no entiende de edades, sólo de ilusión
En mi caso, diría que se acuesta la mujer adulta que soy, mientras que amanece la niña que habita en mi interior. Es ella la que abre los regalos con sonrisa traviesa y ojos vidriosos por la emoción. Y yo se lo permito y la aliento a seguir haciéndolo porque, mientras siga soñando, esos sueños podrían traducirse en hechos.
Como el hecho de que a principios del pasado año terminara de escribir mi libro. También es un hecho que contacté con tantas editoriales como dedos en mis dos manos. Había elaborado con mimo una propuesta editorial y, aun con todo, no obtuve respuesta. Claro que algunas editoriales ya te advierten en su página web que están exentos de cualquier compromiso. Aunque, bien pensado, una cosa es que no tengan la obligación de hacerlo y, otra bien distinta, que carezcan de la educación necesaria para ello.
A los hechos me remito cuando digo que admiro a todo escritor, no tanto por su pluma, que también, sino por el esfuerzo que hay detrás de cada publicación. En mi caso, escritora novel, los obstáculos llegaron con el manuscrito acabado. Aún así, no me rindo. Como escribí la semana pasada, es cuestión de tiempo. Hay propósitos que no dependen enteramente de nosotros, como este, a menos que… me lance a publicarlo por mi cuenta.
Mi empeño puede parecerte orgullo, pero ¿y si te dijera que las únicas guías que encontré disponibles para iniciarme en el recorrido de mi historia, un camino de 1500 Km, no estaban en español? ¿Acaso no sería un motivo más que suficiente como para justificar mi relato y darlo a conocer a aquellos hispanohablantes que, como yo, aman viajar a pie? Y si, como me ocurrió a mí, una persona se lanzara a recorrer un camino por primera vez tras leerme, ese ya sería para mí el mayor de los éxitos.
¡Feliz noche de Reyes!